¿El aprendizaje es algo tan trivial que se pueda observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualquiera?
Si consideramos que trivial es algo sin importancia, superficial o insignificante definitivamente podemos afirmar que el aprendizaje no es nada trivial.
Por principio de cuentas el aprendizaje no puede ser algo sin importancia para nosotros como docentes ya que constituye el centro de nuestros propósitos, esto es lograr que los alumnos aprendan.
El aprendizaje es un proceso donde el ser humano va descubriendo significados sobre su realidad, así cuando aprende algo transforma los conocimientos anteriores y los modifica para crear conocimientos nuevos, de esa forma logra su evolución, dentro siempre, de la estructura cognitiva del sujeto. En dicha estructura se encuentran comprendido lo psico-motor, lo afectivo, lo imaginativo y lo valoral, además de lo estrictamente conceptual.
En el texto de Vargas me parece que presenta la complejidad del aprendizaje y diversos sustentos teóricos en relación al aprendizaje y su importancia, pero no se aborda en profundidad el aspecto de la medición de este aprendizaje que se desarrolla en el interior del estudiante y que solo será posible medir en función de los actos observables por el maestro.
Es necesario lograr un aprendizaje significativo en nuestros estudiantes consiguiendo interactuar con hechos del entorno en que los alumnos se desenvuelven y situándolos en aquellas realidades que permitan la acción, y a través de éstas, lograr que desarrollen sus competencias.
Considero que los cambios que hemos vivido hasta ahora, con lo que respecta a la evaluación, son muy importantes y necesarios, ya que en la actualidad no basta con hacer un examen escrito para nuestros alumnos, que lo contesten y con este acto tomar su calificación como algo definitivo. La evaluación se ha convertido en un conjunto de acontecimientos dentro de los cuales se deben considerar las habilidades y actitudes de los jóvenes.
Es importante percibir la educación como un todo considerando los cuatro pilares de Delors, Jacques: “Aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser.”
lunes, 7 de junio de 2010
Concepciones del aprendizaje congruentes con el enfoque por competencias
Uno de los enfoques que más se asemeja al enfoque por competencias es el aprendizaje significativo. En el enfoque por competencias lo que se busca es la certificación del educando como apto para realizar alguna actividad en el sector laboral. Esto se da sobre todo en las escuelas de educación tecnológica como respuesta a las necesidades del sector productivo.
El aprendizaje de ningún modo es susceptible de medirse en base a una escala numérica. Simplemente es el análisis y estudio de lo que el educando es capaz de hacer o no. A esto es a lo que realmente se refiere la educación basada en competencias. Sin embargo es necesario tener en cuenta que el conocimiento previo a otorgar el grado de aprendizaje si debe de medirse. Esto tiene que ver con el eje del conocimiento.
Es necesaria la medición numérica de conocimiento en algunas áreas, pero se debe hacer una combinación. Después de realizada la exploración de conocimiento, el alumno debería ser capaz de aplicarlo a situaciones reales, esto se puede lograr mediante la asignación de casos prácticos en donde el maestro pueda ver el desempeño del educando en el momento en que está aplicando los conocimientos medidos previamente.
La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento desarrollada por J. Bruner (1962) atribuye una gran importancia a la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad afirmo que los maestros deberían esforzarse por lograr la economía en su enseñanza, este principio implica tomar un concepto fácil y hacerlo difícil, lo cual significa ayudar a los estudiantes a examinar a profundidad ideas esenciales en lugar de saturarlos con hechos no relacionados con poca probabilidad de tener impacto sobre el aprendizaje.
El proceso de aprendizaje no puede ser denotado como superficial, al inverso pocas veces reflexionamos o comprendemos como el ser humano aprende, pues el desconocimiento de las teorías cognitivas nos hace ignorantes en ese sentido. Los principales procesos cognitivos inseparables a la naturaleza humana maduran de manera ordenada en el desarrollo humano y las experiencias pueden acelerar o retardar el momento que estos hagan su aparición, llevando finalmente al complejo proceso denominado Aprendizaje el cual se da cuando el sujeto asimila información de la realidad a determinadas estructuras del cerebro que luego permiten, a partir de la evocación de esa información incorporada, comprender nuevas realidades. La información que recibimos de nuestro contexto social y ambiental, es por lo general no apreciada hasta que ésta nos da utilidad.
En este proceso educativo entendemos como competencia, a una construcción social de interacción reflexiva y funcional de saberes significativos -cognitivos, procedimentales, actitudinales y metacognitivos- enmarcada en principios y valores, que generan evidencias articuladas y potencia actuaciones transferibles a distintos contextos apoyadas en el conocimiento situacional, identificados a través de evidencias transformadas en realidad.
En la competencia podemos distinguir diferentes tipos de saberes (interacción); el sujeto es consciente de cómo y por qué se aprendió (meta cognición) y de qué formas se dan estas relaciones, además de identificar las posibilidades de mejora (reflexión). Saber, poder, y querer se alinean rumbo a un mismo objetivo (funcionalidad). Está presente un conocimiento de base, pero también un conocimiento que se desarrolla en la propia aplicación o realización de determinada actividad, dando como resultado la improvisación sustentada (conocimiento situacional). Es conveniente examinar la naturaleza del conocimiento y no sólo utilizarlo como una herramienta disponible,; así los saberes implícitos en la competencia considerarían un meta conocimiento en el que se es capaz de reconocer e identificar el error y la ilusión, y un saber estratégico, que hace "referencia al saber implícito del experto que está en la base de su capacidad de utilizar conceptos, hechos, y procedimientos a fin de realizar tareas y resolver problemas".
El aprendizaje de ningún modo es susceptible de medirse en base a una escala numérica. Simplemente es el análisis y estudio de lo que el educando es capaz de hacer o no. A esto es a lo que realmente se refiere la educación basada en competencias. Sin embargo es necesario tener en cuenta que el conocimiento previo a otorgar el grado de aprendizaje si debe de medirse. Esto tiene que ver con el eje del conocimiento.
Es necesaria la medición numérica de conocimiento en algunas áreas, pero se debe hacer una combinación. Después de realizada la exploración de conocimiento, el alumno debería ser capaz de aplicarlo a situaciones reales, esto se puede lograr mediante la asignación de casos prácticos en donde el maestro pueda ver el desempeño del educando en el momento en que está aplicando los conocimientos medidos previamente.
La perspectiva del aprendizaje por descubrimiento desarrollada por J. Bruner (1962) atribuye una gran importancia a la actividad directa de los estudiantes sobre la realidad afirmo que los maestros deberían esforzarse por lograr la economía en su enseñanza, este principio implica tomar un concepto fácil y hacerlo difícil, lo cual significa ayudar a los estudiantes a examinar a profundidad ideas esenciales en lugar de saturarlos con hechos no relacionados con poca probabilidad de tener impacto sobre el aprendizaje.
El proceso de aprendizaje no puede ser denotado como superficial, al inverso pocas veces reflexionamos o comprendemos como el ser humano aprende, pues el desconocimiento de las teorías cognitivas nos hace ignorantes en ese sentido. Los principales procesos cognitivos inseparables a la naturaleza humana maduran de manera ordenada en el desarrollo humano y las experiencias pueden acelerar o retardar el momento que estos hagan su aparición, llevando finalmente al complejo proceso denominado Aprendizaje el cual se da cuando el sujeto asimila información de la realidad a determinadas estructuras del cerebro que luego permiten, a partir de la evocación de esa información incorporada, comprender nuevas realidades. La información que recibimos de nuestro contexto social y ambiental, es por lo general no apreciada hasta que ésta nos da utilidad.
En este proceso educativo entendemos como competencia, a una construcción social de interacción reflexiva y funcional de saberes significativos -cognitivos, procedimentales, actitudinales y metacognitivos- enmarcada en principios y valores, que generan evidencias articuladas y potencia actuaciones transferibles a distintos contextos apoyadas en el conocimiento situacional, identificados a través de evidencias transformadas en realidad.
En la competencia podemos distinguir diferentes tipos de saberes (interacción); el sujeto es consciente de cómo y por qué se aprendió (meta cognición) y de qué formas se dan estas relaciones, además de identificar las posibilidades de mejora (reflexión). Saber, poder, y querer se alinean rumbo a un mismo objetivo (funcionalidad). Está presente un conocimiento de base, pero también un conocimiento que se desarrolla en la propia aplicación o realización de determinada actividad, dando como resultado la improvisación sustentada (conocimiento situacional). Es conveniente examinar la naturaleza del conocimiento y no sólo utilizarlo como una herramienta disponible,; así los saberes implícitos en la competencia considerarían un meta conocimiento en el que se es capaz de reconocer e identificar el error y la ilusión, y un saber estratégico, que hace "referencia al saber implícito del experto que está en la base de su capacidad de utilizar conceptos, hechos, y procedimientos a fin de realizar tareas y resolver problemas".
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